Amor sin fronteras

Al comenzar su vida como expatriado, usted se deja llevar por la curiosidad, por el deseo de descubrir lo que pasa a su alrededor y por las ansias de nuevos retos.

Desea descubrir nuevas culturas, nuevas formas de pensar, nuevas experiencias profesionales y de vida. Como expatriado se encontrará con personas de distinto origen. Puede también encontrarse con numerosas parejas interculturales, e incluso llegar a formar una.

Retos de las parejas interculturales

Existen diferentes factores que hacen que nos enamoremos, éstos por lo general se toman dejando a un lado nuestro lado lógico y racional.

Una vez la pasión inicial pasa, aprendemos a conocer mejor al otro. Es en este instante donde empezamos a enfrentar las primeras dificultades.

Según los investigadores, todas las parejas se enfrentan a los mismos problemas, pero en el caso de las parejas interculturales, los aspectos culturales crean retos adicionales. Es necesario conceder una atención particular al otro, tomarse un tiempo para conocerlo y para entender cómo nuestra educación puede influenciar la relación mutua.

Dependiendo del país en el que haya crecido, lo que usted espera de su pareja puede ser variable. La cultura, la religión y el círculo social de la otra persona le ofrecen una idea de lo puede esperar de ella. A veces es difícil ser consciente de esto antes de compartir las diferentes etapas de la relación como el vivir juntos, casarse o fundar una familia.

Tomemos el ejemplo de Romeo, un hombre europeo casado con una mujer asiática.
Él tiene dos hijos. Su esposa trabaja en una tienda. Él no ha podido encontrar un trabajo después de haber perdido el suyo. La relación entre ellos se ha deteriorado.
Esto la ha conmocionado tanto a ella que le cuesta trabajo tener una actitud positiva hacia él. Es incapaz de valorar el tiempo que su esposo invierte actualmente en sus hijos y su rol en la casa. Como esposa, cree que él debe garantizar el equilibrio financiero del hogar. Par Romeo es difícil apreciar lo que hace y desarrollar la seguridad necesaria para encontrar un trabajo con confianza.
Si las expectativas en materia de los roles de la pareja constituyen un reto, los diferentes estilos de conversación entre ellos pueden contribuir a agravar la comunicación de la pareja.

Khanitta, proveniente de Thailandia, sonríe frecuentemente cuando su esposo norte-americano está de mal humor y se queja de algo. Cuando ella sonríe, su esposo piensa que ella no lo toma en serio, lo cual lo enfurece. Por su lado Khanita se siente agredida cuando él alza el tono de voz, ella se siente incómoda y no sabe que contestar: su sonrisa es una señal de debilidad, un medio de disminuir las tensiones y de mostrarse amable hacia su esposo.

La forma en la que expresamos nuestros sentimientos o nuestras necesidades pueden ser muy diferentes dependiendo de la educación y la cultura. Podemos darle prioridad a una comunicación directa, como en el caso del esposo norte-americano, o escoger un mensaje indirecto como en el caso de Khanitta. En algunas culturas es apropiado hacerse entender y reivindicar sus derechos, en otras, si usted lo hace, usted “pierde control”.

Verbalizar los sentimientos y las necesidades no es una cosa sencilla. Cuando además de esto debe tener en cuenta la familia extendida de su pareja, usted corre el riesgo de verse envuelto en situaciones difíciles de “lectura” y de “manejo”. De un modelo basado en la familia a un modelo basado en el individuo, el rol de la familia extendida puede ser muy distinto y la expectativa sobre la implicación de los padres en el matrimonio, por ejemplo, puede desencadenar fuertes conflictos.

A Gioacomo le pareció muy extraño ir de luna de miel acompañado de sus suegros, él quería establecer una relación más íntima con su esposa y le parecía raro compartir esto con su familia política. Por otro lado, los padres de su nueva esposa estaban un poco contrariados porque los padres de Giacomo no se habían implicado durante la boda y tampoco durante la luna de miel.

Cuando la pareja se convierte en familia y los hijos están de por medio, las expectativas sobre la implicación de la familia extendida son aún diferentes. Luke se casó con Phone, originaria de Laos. Cuando tuvieron su primer hijo, Phone pasó alrededor de un mes en la casa para hacer sauna de hierbas, dormir y comer con su hija, como lo pide la tradición laosiana después del parto. Su madre y hermanas se encargaban de ella y del recién nacido, mientras que Luke se sentía totalmente excluido. Él quería posicionarse en su rol de padre ante su esposa y su hija, él quería organizar su familia, pero su esposa y su familia política no lo tomaban en cuenta para hacerse cargo de su hijo.

Criar un hijo es un trabajo que aprendemos en la practica y que puede convertirse en un momento difícil cuando paralelamente hay que integrar las diferencias del otro. Sophia, una adolescente de una tercera cultura, se sentía estresada por sus estudios. Ella se retiraba con frecuencia a su habitación, se quedaba despierta en la noche para estudiar y dejaba de comer regularmente. Sus pensamientos comenzaban a ser muy negativos y su humor era a veces delirante. Sus padres estuvieron en conflicto porque su madre quería manejar la situación según sus convicciones, por medio de rezos y rituales implicando curanderos tradicionales. Su padre menospreciaba esto y quería llevarla al médico y que consultara un psicólogo.

Era muy difícil para ellos comprender las razones del otro y encontrar una solución común para satisfacer las necesidades de su hija. Las diferencias entre las parejas se hacen más evidentes cuando se educan los hijos. No es sencillo establecer bases comunes, sacar partido de las ventajas de los dos lados y mostrar empatía hacia las distintas formas de manejar las dificultades.
Existen sin embargo competencias y mecanismos de adaptación que pueden ayudar a la pareja a establecer una relación fructífera.

La deferencia cultural

Sabemos que las diferentes expectativas relacionadas con los roles de género pueden generar conflictos e incomprensiones. Una flexibilidad que permita cuestionarnos es inevitablemente una competencia positiva a desarrollar para que la pareja tenga éxito. Es importante aprender a respetar la cultura de cada uno para establecer una relación más sana. Al conocer y apreciar el contexto cultural de su pareja, le será mucho más fácil leer las diferencias, comprenderlas y sin necesidad de aceptarlas plenamente, al menos interiorizarlas. Aprender otro idioma, probar nuevos platos, participar a las festividades tradicionales son formas de manifestar interés por su pareja y construir una relación respetuosa y equilibrada.

Entre más conocimientos se tenga es mucho más fácil reconocer y valorizar las semejanzas en los sistemas de valores de base y no en las diferencias. Es lo que se llama la deferencia cultural, la capacidad de adaptarse a las diferentes tradiciones. No se trata de perder su educación cultural, pero de expandir su identidad a través de la curiosidad y el respeto por el otro.

Puede sonar extraño pero el humor es una de las mejores habilidades de adaptación. Es la capacidad de volver la situación más divertida, de deshacer las tensiones y de aprender a reducir las diferencias; es priorizar lo que es realmente importante para la pareja. Esto no significa burlarse del otro, quiere decir ser capaz de reírse de uno mismo y de nuestras reacciones, de parar una posible situación de conflicto y de transformarla en una oportunidad para establecer lazos. Quiero señalar aquí que el sarcasmo no es sentido del humor, es un medio de comunicación agresiva y destructiva; el humor consiste en reírnos juntos de algunas cosas de nosotros mismos, de nuestra cultura y de nuestras tradiciones.

La reformulación cultural

Hay muchas formas de estar en pareja. Si la flexibilidad de los roles al interior de una pareja, la deferencia cultural, el reconocimiento de semejanzas, la comprensión general de otras culturas y el humor son un buen comienzo, existe un último mecanismo de adaptación para las parejas interculturales exitosas: la reformulación cultural. Este va más allá del énfasis sobre las semejanzas y la aceptación de diferencias. Se trata de sacar partido de lo mejor de las dos culturas para desarrollar un terreno de comprensión común, una “identidad relacional” única. Las parejas que son exitosas pueden determinar y reformular juntas los factores de estrés cultural y diferencias creando un nuevo grupo de valores, de reglas y de tradiciones, una especie de “tercera cultura” de pareja.

Clara es psicóloga italiana de la red Eutelmed, quien ha vivido y trabajado en Francia, Medio Oriente y en Asia. Ella trabaja igualmente en una clínica internacional en Vientián en Laos. Residente en el extranjero desde hace años, Clara se interesa principalmente a la dinámica intercultural y transcultural: a los individuos que se ven confrontados a una nueva cultura y a las parejas o familias interculturales. Para saber más sobre Clara

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